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martes, 4 de octubre de 2011

Bacterias terrícolas que podrían sobrevivir a un viaje espacial


¿Podríamos colonizar otros planetas? Esa es una gran pregunta que el hombre lleva años plateándose mediante diversos experimentos como el famoso Biosfera 2. Teniendo en cuenta que el origen de la vida en la Tierra está en los organismos microscópicos, ¿por qué no plantearse el envío de “semillas” a otros planetas que permitan el desarrollo de condiciones propicias para la vida? Lanzar desde la tierra cápsulas o meteoritos con bacterias y microorganismos podría ser una manera de propiciar la vida en otros planetas o, concretamente, en Europa uno de los satélites de Júpiter que, según algunos astrónomos, podría albergar bajo su capa helada un océano de agua salada.

Puede sonar raro pero según algunos astrobiólogos, este método podría ser una forma de “provocar” la generación de las condiciones idóneas para la vida en otros planetas y, en un futuro, propiciar el establecimiento de seres humanos para avanzar mucho más en la exploración espacial. De hecho, la Universidad de Buenos Aires (Argentina) está realizando simulaciones y pruebas con microorganismos terrestres para ver si serían capaces de soportar las condiciones que se dan en Europa (el satélite de Júpiter) y así evaluar la viabilidad de esta idea.

La idea de “exportar” vida a lugares ajenos a la Tierra, únicamente tiene sentido si los seres vivos enviados pueden sobrevivir al vacío y a la radiación existente en el espacio, por eso los investigadores están trabajando con bacterias, hongos, virus o, incluso, con biomoléculas como el ADN que han sido capaces de sobrevivir a un viaje de ida y vuelta a la Luna. Ximena Abrevaya en la Universidad de Buenos Aires y sus colegas crearon un vacío similar al existente en la superficie del satélite Europa y colocaron tres organismos en él: Natrialba magadii (que se desarrolla en medios salinos), Haloferax volcanii y una bacteria resistente a la radiación, Deinococcus radiodurans.

El siguiente paso fue bombardear estos organismos con los mismos niveles de radiación ultravioleta que se pueden dar en la superficie de Europa para ver qué pasaba y los resultados fueron bastante interesantes.

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