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miércoles, 4 de abril de 2012

MICROCRÉDITO: UN INVENTO DE LAS MUJERES ROMANAS

El concepto de microcrédito como préstamo de pequeñas cantidades de dinero a personas sin recursos para desarrollar proyectos laborales fue creado por mujeres en la Antigua Roma, según un estudio realizado por la profesora española de Derecho Romano, Carmen Lázaro.

Sextercio acuñado durante el mandato de Trajano


Según un comunicado difundido hoy por la Universidad Jaume I (UJI) de Castellón (este de España), en la que trabaja Lázaro, el estudio pone de manifiesto cómo las mujeres romanas conseguían burlar las normas jurídicas que las excluían de las actividades relacionadas con la banca.
Para ello, y según Lázaro, utilizaban "préstamos de pequeñas cantidades de dinero realizados por y entre mujeres y garantizados con contratos en los que se entregaban en garantía objetos personales de poco valor".

El estudio reconoce la existencia de ese sistema de microcréditos a través de diferentes fuentes, fundamentalmente epigráficas, como las inscripciones encontradas en la Casa de Granio Romano, en Pompeya.
Estas inscripciones recogen negocios jurídicos como el realizado por la prestamista Faustilla, "quien concede préstamos a otras mujeres con intereses al 6,25 %, quedándose como garantía de devolución en concepto de aval pendientes o un abrigo", indicó Lázaro.
La investigadora señaló que estos préstamos conseguían realizarse de forma legal y evitar la necesidad de ser autorizados por el tutor, "al ser el dinero un bien fungible y por tanto no sometido a formalidad para que su transmisión proporcionara efectos jurídicos", afirmó.
Los estudios realizados por Carmen Lázaro también recogen otras evidencias de negocios de préstamos entre mujeres como las encontradas en las tablillas pompeyanas de Murécine o en algunas fuentes literarias.

"A pesar de la prohibición de participar en actividades de banca y cambio, las mujeres eran sujeto activo y pasivo de obligaciones vinculadas a préstamos pecuniarios y que operaban en el ámbito de la banca y el crédito", apuntó Lázaro.
Las limitaciones legales con las que se encontraban las mujeres en la Roma Antigua fueron, según señaló la investigadora, las que llevaron a consolidar este sistema, que, sin oponerse al ordenamiento jurídico, encontraba el mecanismo para que las mujeres realizaran sus transacciones.

En este sentido, Lázaro recordó que la legislación romana impedía a las mujeres tener acceso a determinadas figuras contractuales que limitarían la realización de determinados negocios jurídicos "a no ser que interviniera su tutor".

La investigadora concluyó que se trataba de "un negocio que tiene las características de los hoy conocidos como microcréditos y que permitía a las mujeres disfrutar de cierta independencia de movimientos".

Lázaro destacó además que la actividad de las mujeres en el campo de los negocios en la Antigua Roma "iba más allá de la actividad de préstamos", y que se tiene constancia de mujeres "dedicadas al mundo del comercio y de la empresa, que dirigían navieras, empresas de manufactura textil, calzado y hostelería".


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