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miércoles, 14 de agosto de 2013

Los sapos de caña utilizan el estrés para adaptarse a temperaturas extremas

El sapo de caña utiliza las hormonas del estrés para adaptarse fisiológicamente al calor extremo y sequedad de las zonas áridas de Australia, según publica hoy un estudio de una universidad australiana.
 
 
Nervioso pero fresquito
"Una vez termina la temporada de lluvias, el entorno se vuelve completamente seco durante ocho meses y los sapos se enfrentan a temperaturas extraordinariamente altas", apunta Tim Jessop, investigador de la Universidad de Melbourne.
 
Estos anfibios utilizan la segregación de hormonas de estrés para ayudar a su organismo a adaptarse al medioambiente y balancear sus reservas de agua.
Ante el calor los sapos pierden agua por la evaporación, equivalente a nuestra sudoración, para enfriar su cuerpo, pero, por otro lado, necesitan los reservas hídricas para no morir deshidratados.
 
Al afrontar calores extremos, el sapo de caña aumenta la producción de hormonas de estrés que le sirven para refrigerar el cuerpo, y, además, evita el riesgo de deshidratación, apunta el estudio.
No obstante, si el animal segrega más hormonas de la cuenta afronta el peligro de colapsar.
 
Para la investigación se capturaron 300 sapos de caña, que habitaban en el desierto de Tanami, y se separaron en dos grupos: uno al que le inyectaron una sustancia para aumentar su nivel de hormonas de estrés, y otro de control que se dejaron sin tratar.
 
Los científicos midieron el efecto de las hormonas de estrés con la tasa de pérdida de agua y la supervivencia de los especímenes en ambos grupos, con el objetivo de confirmar la importancia de las hormonas de estrés para controlar la pérdida hídrica.
Según los investigadores este es el primer estudio en demostrar con éxito los beneficios de las hormonas del estrés para la adaptación en entornos extremos.
 
Si bien, Jessop destacó que la tasa de supervivencia del grupo de control fue mayor que el de aquellos que fueron manipulados para tener niveles más altos de hormonas.
Si el medioambiente sigue calentándose más y las lluvias escasean, los sapos con el tiempo aún serán capaces de adaptarse, sentencia el investigador.
 
El sapo de caña, también conocido como sapo marino, es una especie de gran anfibio terrestre nativo de centroamérica y el norte de Sudamérica que llegó al noreste de Australia y algunas islas del Pacífico antes de 1930 y es considerado una plaga en las regiones introducidas ya que el tóxico de su piel es fatal para los depredadores nativos.
 
EFE

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